Pancho Shelton fue un hombre trascendental en el rugby de Obras. Este ex Cóndores llegó a Obras alrededor de 1965 y se hizo cargo de una 4º División, que terminó siendo campeona del torneo local.
Por esos días, muy pocos clubes de Mendoza (Universitario, Obras Sanitarias, Mendoza R.C., Marista, Universitario Central, Los Cóndores, Medicina Rugby Club, Amancay -San Juan-, Automóvil Club y Los Pumas Rugby Club -ambos de San Rafael-) tenían 6º, 5º, 4º y Primera división (los más completos), que iban desde los 14 años para arriba, según apariencia y potencia del jugador. Por lo que el título de la 4º de Obras sirvió para sumar jugadores de jerarquía a la Primera, que venía necesitando sangre nueva, tras la pérdida de varios jugadores que habían decidido formar Los Tordos en 1961.
El equipo de Shelton tuvo a nombres como: Morresi, Araya, Prato, Freire, Díaz, Cazorla, Birkenfield, Escudero, Pereyra, Poggi, Martínez, Abud, Videla, entre otros. Shelton siempre supo convencer y utilizó esta virtud para reclutar hombres de otros clubes. Así, entre los “viejos” jugadores que quedaban de la Primera (con el Duque Agüero a la cabeza), la 4º campeona y los nuevos como Reboredo, Sturniolo, Segura, Lomazzi, Curelli, los hermanos Demonte, logran armar un equipo muy competitivo, ya que además se suma a Obras nada menos que el fortísimo pilar, Oscar Bempo, integrante del multicampeón Marista de esos años, que deja a los Tricolores con la llegada de Fariello a las filas del conjunto Cura, y aparece en Obras como jugador y entrenador en los inicios de los ‘70.
Así se empiezan a conformar las patas de un renovado Obras Sanitarias, que mantenía al Flaco Enrique Villa como el dirigente más representativo, y quien luego sería el primer presidente de Teqüe Rugby Club. Sobre finales de los ’60, Obras arma una buena Primera División y empieza a asomar otra camada importante (porque serían los fundadores de Teqüe), que dan lugar a otro prócer de la era pre-teqüina: Luis Reboredo.
Reboredo, era un buen medioscrum de la Primera, pero sus dotes como entrenador dejarían una huella más profunda. El técnico, que para muchos sería un “nazi” de la época, era un cultor de los métodos y disciplina del entrenador que les daría forma a Los Pumas de 1965: Izac Van Heerden.
Para quienes no conocen la historia de Los Pumas del ’65; Sudáfrica tenía buenos lazos con Argentina y fueron invitados para jugar en su país, en una gira de dos meses. Como los sudafricanos eran conscientes de las diferencias entre ambos equipos, decidieron enviar a un “coach” propio para reforzar la preparación de Los Pumas. Lo cierto fue que bajo una estricta disciplina, Van Heedren se convirtió en el gurú de Los Pumas y logró ganarles a los Juniors Springboks por 11 a 6, en el Ellis Park en la recordada gira del ’65, marcando un hito en la historia del rugby argentino, no solo por la notoriedad del resultado y el rival, sino por el temple que había dejado en aquel grupo de jugadores.
Reboredo toma la 4º División y gana en resultados y adeptos. Pero los métodos del entrenador no eran para cualquiera. Es así, que se arma una 4º “B”, entrenada por Juan Carlos Escudero, para quienes no se adaptaban a las exigencias de Reboredo.
En estos equipos aparecen nuevos nombres que son protagonistas de éxitos de Obras y el nacimiento de Teqüe. Alcaráz, Ortigala, Rubira, Carballo, Pelliciari, Santana, Videla, Aguiar, Babini, Mémoli, Chirino, Mora, Zangheri, los hermanos Ricardo y Daniel Ballarini, son algunos de los integrantes de estos equipos, concebidos bajo el “sistema Reboredo”.